ntes de que ella fuera una de las mejores peleadoras del mundo, antes del brillo y la fama y los estadios llenos, antes de que fuera una gran estrella — ¡la única Luchazorra! — simplemente era Luz "Luca" O'Reilly Morales. Una humilde zorrita, nacida en el patio de la iglesia junto al Teatro Juárez en Guanajuato en noviembre de 1932.
Probablemente has escuchado los rumores de su nacimiento. Que ella no nació como tú o yo. Que, en cambio, apareció en Tenochtitlán en lo alto de las ruinas, el verdadero regreso del dios Quetzalcóatl. Es un buen cuento, y los disfraces que inspiró fueron excelentes para el cuadrilátero, como éste:
Pero no fue así como sucedió. Tal vez en cierto sentido sí fue el regreso de una antigua deidad, pero la forma en que realmente sucedió es un poco menos dramática. Ella no era más que una simple cachorrita recién nacida en una ordinaria mañana después del Día de los Muertos. Debajo de la ofrenda, rodeada de velas encendidas y calaveras de azúcar, ella y sus dos hermanos se adentraron en este mundo, sin darse cuenta de las aventuras que la vida les deparaba.
